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En Nordelta también hay teatro

La propuesta cultural de Judaica Norte incluye clases de actuación. Son para personas con o sin experiencia y las coordina Silvia Gómez Giusto.

Judaica Norte se define como un Centro Cultural y Espiritual Judío innovador, abierto a toda la comunidad. Es un espacio histórico de la Ciudad que ocupa un lugar privilegiado en Nordelta Centro, al borde del lago, frente al barrio Los Puentes.

“El taller inició en 2024 y creció un montón. Los encuentros funcionan a través de pautas que trabajamos en cada encuentro. Se construye a través de juegos de improvisación -explica la profesora Silvia Gómez Giusto, dramaturga, directora de teatro y curadora de artes escénicas-. Me gusta proponer lo lúdico y trabajar mucho con lo que sucede en el momento, con un cuerpo permeable a la experiencia. Es clave tomar lo que ocurre como verdad y presente”.

Las clases se dividen en dos propuestas: los lunes a las 16:15 horas está la Clínica de Creación, con montaje de escenas y obras breves; y de 18:30 a 20:30 horas se realiza el Taller de Teatro, con improvisación y entrenamiento actoral.

Un paréntesis en la rutina

Giusto enfatiza su interés en la narrativa del cuerpo y su expresividad. “Soy bastante de despojar las ideas en los trabajos de entrenamiento actoral. En vez de ideas construidas previamente, suelo trabajar con el despojo y dejar que aparezcan las ideas desde la expresividad del cuerpo. De hecho, el cuerpo en escena dice mucho, incluso mucho antes que la palabra”, explica la profesora, sobre su método de enseñanza.

Los perfiles de los alumnos son diversos. Algunos tienen experiencia en teatro y otros comienzan de cero. De hecho, para poder participar de las clases, no es requisito haber actuado previamente. Por lo general, las personas que van al taller oscilan entre los 40 y 60 años, aunque también hay más jóvenes.

“Se da mucha armonía en el trabajo grupal entre quienes tienen práctica y los que no. En las clases incorporamos una actitud para que el cuerpo y la cabeza estén disponibles para la creación del momento, liberando la mente del pensamiento rumiante. Tomamos una energía de lo meditativo, y con la verdad en el sentido de conectarse con lo que sucede en el momento -profundiza Silvia sobre el modo de percibir el hecho teatral-. No importa lo pendiente, lo que se hace después de la clase, la cena, a donde voy a ir después de Judaica… Son dos horas de paréntesis a la rutina donde vas haciendo raíces con todo lo que pasa en el momento”.

La vitalidad del momento

“Dar la clase para mí es estar permeable a lo que ocurre en el momento con los alumnos, y tomar decisiones instantáneas a partir de eso. Así, puedo reforzar la construcción de relatos y rescatar la emocionalidad. En ese sentido, las clases implican la conducción de las energías de las personas en un momento determinado de creación”, explica Silvia con entusiasmo.

La docente vive en Tigre, y tiene una trayectoria de trabajo en el corredor Zona Norte.  Entre sus trabajos, dirige el festival “Vicente López en escena”, y ha hecho site specific para infancias en el Museo Pueyrredón en San Isidro. Además, trabaja en CABA donde, por ejemplo, forma parte del colectivo teatral Club Paraíso. En Judaica Norte, más allá de las clases de los lunes, está diseñando un futuro ciclo de teatro en las instalaciones del lugar. Una propuesta singular que traería espectáculos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a Nordelta Centro.

Las clases suelen desarrollarse en el espacio de acceso a Judaica, un salón previo al templo, que permite ver el ocaso del sol por medio de su vidriado, de cara al lago y con el barrio Los Puentes de fondo.

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