Cáritas se suma al Programa de Responsabilidad Social de la Comunidad de la Asociación Vecinal Nordelta. Desarrollará una capacitación técnica destinada a jóvenes de familias vulnerables que viven en barrios aledaños a la Ciudad, para que puedan conseguir su primer empleo formal en el rubro mantenimiento.
“En mayo se inició un proceso de formación de jóvenes en oficios en la sede de Cáritas en el CAF Santa Clotilde, en Las Tunas. Tiene una duración de 5 meses en la cual 12 jóvenes de entre 17 y 25 años desarrollan prácticas y se forman en oficios vinculados al mantenimiento. Tiene una impronta práctica, y además de desarrollar contenidos teóricos, el punto fuerte es aprender a hacer y resolver en el día a día”, explica Clara Guevara, coordinadora y tutora del proyecto.
La iniciativa forma parte del programa de RSC de AVN que viene ejecutando un plan de trabajo con Fundación Nordelta, María de Guadalupe, Forge y Empujar, al que ahora se suma Cáritas.
Origen y metas
“La iniciativa con AVN es una nueva oportunidad de capacitar a jóvenes en trabajos de mantenimiento de edficios. Desde Cáritas, asumimos desde hace 40 años la formación en oficios por medio de un convenio firmado entre el Obispado con la Dirección General de Escuelas de la Provincia de Buenos Aires. Desde entonces se desarrollan cursos de oficios en barrios, con certificación oficial. Hoy en día tenemos alrededor de 90 cursos en 15 barrios de los cuatro distritos del Obispado (Tigre, San Fernando, Vicente López y San Isidro)”, explica Matilde Scarincio, referente del proyecto en el marco de Cáritas Diócesis de San Isidro.
En el marco del programa de RSC de AVN, este curso de Cáritas tiene como objetivo que se pueda dar el 50% de inserción laboral. “Aunque es complejo el contexto socioeconómico, se están dando experiencias de trabajo en pasantías y tenemos búsquedas laborales permanentes. Una particularidad es que, si bien el curso termina en octubre, se realiza un acompañamiento a los jóvenes que lo cursan, que durará un año más para acompañar el proceso de búsqueda de empleo. Y estamos viendo que también en muchos casos quieren seguir estudiando, con lo cual le damos apoyo a la continuidad educativa también”, describe Scarincio.
Un curso de mantenimiento de edificios suele durar un año en Cáritas. Esta experiencia está ideada como formación pre-profesional que otorga a los jóvenes un panorama general en todos los temas afines. Y abre la posibilidad a una posterior especialización en alguno de los rubros, de acuerdo al deseo de cada persona.
Cómo son las clases
Los encuentros de formación en el CAF Santa Clotilde de Las Tunas tienen una base teórica pero, sobre todo, ponen énfasis en la práctica y el “saber hacer”. El Maestro mayor de obras Luis Cabezas, es quien dirige los encuentros y plantea casos de resolución prácticos. Por su parte, Clara Guevara se ocupa de articular los contenidos pedagógicos que tienen que ver con las habilidades blandas y emocionales, entre las que se encuentra el armado de un CV o el manejo de la frustración frente a la búsqueda de empleo.
“Cuando estoy en las clases, yo también aprendo. Luis es muy didáctico no solo con la teoría, sino también con la parte práctica. Un día se aprende de termofusión, al otro día cómo se compone un circuito eléctrico, y así, siempre cosas nuevas. Además, los jóvenes traen sus propias inquietudes y eso se toma como insumo para desarrollar tareas. Por ejemplo, uno de los chicos trajo la inquietud de querer ampliar una vereda, y esa clase el eje tuvo que ver con eso. La sensación de “yo puedo” es esencial”, explica Guevara.
Un punto importante de la formación es crear vínculos, no sólo con los docentes y las empresas, sino entre los propios jóvenes, quienes se apoyan y nutren con sus experiencias de entrevistas laborales o conocimientos previos. “Se armó un grupo de pertenencia y una red de contención que funciona muy bien. De acuerdo a las propuestas laborales que van saliendo, los chicos se van enriqueciendo. Quizás una de las cosas más interesantes de este curso sea la red vincular que se formó, ya que genera una contención diferente a la que podemos brindar los adultos. Es importante porque reduce la frustración”, concluye la coordinadora del curso.