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Bunny, el conejo de La Alameda

Con una curiosa historia, el conejo blanco se transformó en la mascota del barrio y convive armónicamente con los carpinchos.

Nordelta se caracteriza por ser una Ciudad que integra la flora y fauna presente en la zona. Por el ritmo slow que se vive en barrios y espacios comunes, es habitual ver liebres, carpinchos, coipos, iguanas, y todo tipo de animales que encuentran tranquilidad en un hábitat cuidado, y con acceso a los lagos de la Ciudad.

En algunos casos, sucede que animales domésticos dialogan con la fauna local. Bunny es un ejemplo de esto último. Un conejo que pertenecía a una familia que vivía en La Alameda, se crió libre por el barrio, y ahora es cuidado y alimentado por los vecinos del barrio.

Un conejo blanco

“Sigue al conejo blanco” es la instrucción que recibe Neo en la película Matrix, en alusión a la novela Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carrol. El conejo blanco guia a la protagonista del cuento en un mundo lleno de aventuras inesperadas. Salvo un rasgo de color marrón en sus orejas, y algunas manchitas en su cuerpo, este conejo es de un blanco algodón impecable que resalta sus ojos buenos y tiernos. Este conejo es magnético para chicos y adultos.

“Bunny pertenecía a una familia que vivía en una casa cercana al parque central del barrio y nunca se quedó quieto en su jardín. Vivía explorando el área verde que rodea los lagos. Le gustaba mucho acercarse y jugar en los alrededores de la guardia y la oficina de intendencia, esconderse entre las plantas y descansar en la sombra bajo los jacarandás que se encuentran al ingreso”, explica Gastón Noguera, intendente del barrio y una de las personas que más está pendiente del conejo.

Quedarse

Hace un tiempo, la familia de Bunny decidió irse del país por distintos planes profesionales. Entonces se planteó la disyuntiva: llevarse a Bunny a un espacio con menos verde, o respetar la rutina que había adquirido en sus años de vida en un entorno natural. El conejo nunca se quedaba en casa, y se acoplaba con un grupo de carpinchos por los distintos sectores comunes del barrio. Finalmente, los ex vecinos decidieron dejarlo libre y que siguiera siendo feliz en La Alameda.

“Fue lo mejor que pudieron haber hecho por él. Bunny es un animal libre y feliz. Suele venir a visitarnos a la guardia muy temprano, alrededor de las 7:30 horas. Si bien siempre tenemos verduras para ofrecerle, algunos niños que lo visitan lo acostumbraron también a comer alguna galletita. Así que, aunque sabemos que no es lo ideal ni lo que un conejo debería comer, ahora sí o sí hay que darle una galletita de agua a la mañana porque de lo contrario se queda allí reclamándola. No hay día que no venga a desayunar -cuenta Gastón sonriendo, mientras no escapa de su sorpresa por la adaptabilidad que mostró la mascota blanca en el barrio-.

Un ejemplo de convivencia

El conejo de La Alameda es la mascota del barrio. Chicos y adultos le sacan fotos, le prestan atención a su rutina, se aseguran de verlo bien, y ante cualquier inquietud mensajean en el grupo de whatsapp del barrio para saber de él.

Si bien su lugar preferido suelen ser las plantas que están cerca de la oficina de la intendencia, recorre los distintos espacios verdes de La Alameda a su propio ritmo. Según cuentan los vecinos, muy rápidamente se amigó con los carpinchos. “Bunny los eligió, se acerca a ellos, juega, los salta, los pasa por arriba, y se siente muy cómodo con ellos. -cuenta Noguera-. Muchos niños del barrio lo vienen a visitar, claramente es nuestro. Además, se deja acariciar y parece disfrutar ser el centro de atracción. No hay un día en que no tenga visitas”, concluye.

Bunny no sólo es la atracción del barrio, sino que se está transformando en un ejemplo de la convivencia entre personas y animales. Su historia podría haberse interpretado como la de un animal abandonado. Sin embargo, es totalmente distinta: sus anteriores dueños dudaron hasta último momento qué futuro darle, y al verlo feliz en el entorno natural, decidieron desapegarse de él para darle una mejor calidad de vida.

Nordelta también ofrece esta posibilidad: vivir en un entorno cuidado y comprensivo de la fauna local. Es la posibilidad de que distintas especies puedan disfrutar de las áreas comunes y lagos, y convivir entre ellas. Particularmente, La Alameda tiene varios espacios verdes espaciosos, lo que habilita esta posibilidad de que los animales silvestres tengan lugar para estar tranquilos.  Mientras estas palabras quedan estáticas, Bunny sigue saltando el césped y recibiendo el cariño de toda la gente.

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